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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro:
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9780795314865
Editorial: Obelisco
La pregunta que todos se han hecho alguna vez y con la que se inspiraron los autores para escribir este libro es: “¿Por qué no soy tan rico como debería?”.
¿Te lo has preguntado alguna vez? Si la respuesta es sí, entonces este libro es ideal para ti. ¿Quieres saber la respuesta? ¡Pues empecemos!
Si se le pidiera a cualquier persona que expresara lo que entiende por “rico”, seguramente respondería que es una persona que posee una gran cantidad de bienes materiales.
Sin embargo, los autores de este libro, tras realizar diversas comparaciones, entendieron que un rico no es una persona acaudalada o millonaria atendiendo a sus posesiones materiales, sus empresas privadas, o presumiendo de sus bosques maderables.
Las personas que los autores califican de ricas encuentran mucho más placer en poseer cantidades sustanciales de activos que sean susceptibles de aumentar de valor, que en vivir rodeados de lujos.
Una forma de determinar si alguien es rico o no, consiste en basarse en su patrimonio neto. Este concepto se define como el valor real de los activos de una persona menos los pasivos, es decir, sus deudas.
De aquí surgen dos diferentes tipos de “ricos”:
La mayoría de las personas que se convierten en millonarias confían en sus propias capacidades. No pierden el tiempo pensando en que sus padres eran ricos o en que no lo eran.
Por lo tanto, entender quiénes son verdaderamente los millonarios, no se logra observando los lujos que poseen, sino el dinero que tienen que no corresponda a una deuda y que esté libre de uso. Además, según los autores, los verdaderos millonarios ni siquiera tienen prisa en gastarlo.
El diccionario define a una persona ahorradora como alguien que evita un gasto o consumo excesivo. Lo opuesto a ahorrar es derrochar. Se define por tanto al derroche como un estilo de vida marcado por el despilfarro y el consumo desmesurado.
Ahorrar es esencial para crear riqueza. Sin embargo, con demasiada frecuencia la prensa popular y sensacionalista aúpa a los grandes consumidores. Los medios nos bombardean continuamente con historias de futbolistas millonarios que no alcanzan un patrimonio neto por arriba de los 15 millones.
Muy pocos son los que podrían presumir de ello, y la razón es que la mayoría lleva una vida de lujo que solo podrán sostener mientras sigan teniendo ingresos extraordinariamente altos.
Técnicamente, puede que sean millonarios, pero en la escala de creadores de riqueza, están en el nivel inferior.
La mayoría de los millonarios nunca gana una décima parte de cinco millones de dólares al año ni llegan a ser millonarios hasta los 50 años o más. La mayoría son ahorradores y muy pocos han llevado una vida de hiperconsumo.
Pero el estilo de vida lujoso, ese que venden en la televisión, de exhibir las cosas para demostrar que tienes dinero, es lo que lleva a la mayoría de las personas a ser despilfarradoras en vez de buenas acumuladoras de riqueza.
Ninguna persona llegará a ser “rica” si lleva una vida de excesos y despilfarra su dinero. La clave para llegar a serlo está en ahorrar.
La eficiencia es uno de los componentes más importantes de la acumulación de riqueza. Es sencillo: las personas que se convierten en millonarias destinan su tiempo, su energía y su dinero a maneras de mejorar su patrimonio neto.
Si bien es cierto que tanto los atesoradores de riqueza extraordinarios como los de bajo nivel manifiestan el mismo objetivo de acumular riqueza, estos grupos tienen orientaciones completamente diferentes en cuanto a la cantidad de tiempo empleada en actividades dedicadas a crear riqueza.
Existe una fuerte y positiva correlación entre la planificación de las inversiones y la acumulación de capital. Los MAR dedican menos tiempo que los BAR en consultar planes de inversión con profesionales del sector, buscar buenos contadores, abogados y asesores y, sobre todo, en asistir a seminarios de inversión.
Los BAR, en promedio, pasan menos tiempo preocupados por su bienestar económico. Se ha podido determinar que los MAR están más preocupados por cosas como no acumular un buen capital, no contar con un buen patrimonio tras la jubilación, entre otras cosas, que en aprender cómo lograrlo.
El problema es la sociedad, que normaliza valorar a aquellos que usan ropa cara, conducen automóviles lujosos y viven en barrios exclusivos. Esto genera preocupación acerca de cómo mantener ese estatus.
Muchas de las personas que nunca logran ser económicamente independientes poseen una serie de creencias bastante diferentes.
Si la meta es llegar a tener una economía segura, es probable que se consiga, pero si la principal motivación es hacer dinero para gastarlo teniendo una “buena vida”, nunca se llegará a concretarlo.
Los autores han llegado a la conclusión de que, en la mayoría de los casos, a los BAR les encanta trabajar, mientras que los MAR trabajan porque necesitan dinero para poder mantener sus hábitos consumistas.
El dinero no debería cambiar nunca los propios valores. Hacer dinero es solo un saldo de cuentas, y una manera de saber cómo se está haciendo y formando el patrimonio.
Se puede aprender mucho sobre la gente rica analizando sus hábitos de compra. Los BAR creen en los beneficios de ser financieramente independientes y en que ser ahorrador es la clave para lograr la independencia.
Se abstienen de consumir productos caros, recordándose constantemente que mucha gente que posee artículos de consumo de lujo, como ropa cara, joyas, coches y piscinas, tiene poco patrimonio.
Ser ahorrador es una de las principales razones que explican por qué los miembros del grupo de compradores de vehículos usados son ricos. Su éxito a la hora de atesorar riqueza se basa en vivir muy por debajo de sus posibilidades.
Una AEE (ayuda económica externa) se refiere a los sustanciosos regalos económicos que algunos padres dan como un “acto de amabilidad” a sus hijos o nietos adultos.
Muchos de los padres que ofrecen este tipo de ayuda demuestran una gran habilidad acumulando riqueza en sus vidas. Por lo general, son ahorrativos en su propio consumo y estilo de vida.
Y los que no son ahorrativos es porque tratan de contentar a sus hijos y nietos con “actos de bondad”. Estos padres se sienten forzados a efectuar “actos de gentileza” con sus hijos adultos y las familias de estos.
Los progenitores que ofrecen una AEE a sus hijos tienen menos riqueza que aquellos que, con la misma edad, ingresos y estatus, tienen hijos adultos económicamente independientes.
En general, cuanto más dinero reciben los hijos adultos, menos acumulan, mientras que aquellos que reciben menos dinero, acumulan más.
En la actualidad, hay un número cada vez mayor de familias formadas por hijos de millonarios que adoptan el papel de individuos con rentas altas. Sin embargo, ese estilo de vida es solo una fachada.
Estos hijos de ricos son grandes consumidores de bienes y servicios de alto nivel, con viviendas de estilo colonial y coches de lujo importados.
Es mucho más fácil gastar el dinero de otras personas que no gastar el dinero que uno mismo gana.
La mayoría de los padres ricos con hijos mayores quiere reducir su patrimonio antes de morir. Ciertamente, se trata de una decisión con sentido, pues la alternativa es dejar a los hijos una buena deuda con el Estado a cuenta de los impuestos sobre la herencia.
La decisión de compartir el patrimonio con los hijos es fácil, lo difícil es saber dividir el capital.
Los padres jóvenes adinerados con hijos pequeños suelen pensar que repartir su patrimonio nunca será un problema.
Suponen que sus acciones se distribuirán igualitariamente. Este sencillo reparto se vuelve más complejo a medida que los hijos crecen. Los padres con hijos ya mayores ven que algunos de ellos necesitan más ayuda económica que otros.
¿Quién debería recibir más y quién menos?
En gran parte, las diferentes sumas de dinero que los padres regalan a sus hijos vienen determinadas por sus ocupaciones, su nivel económico y su género.
Las amas de casa suelen ser las que reciben más herencias y, también, AEE periódicas.
Sin embargo, todos aquellos que no tienen trabajo reciben su parte beneficiosa. Los padres con su herencia piensan: “No te preocupes. Si no quieres formarte y tener una carrera, no tienes que preocuparte por el dinero. Nosotros te ayudaremos económicamente. Pero si tienes dinero y llegas a ser independiente, entonces no habrá ninguna herencia”.
Lo que pasa aquí es que quienes reciben la mayor herencia y AEE son las personas que se vuelven más débiles, mientras que aquellos a los que menos se les apoya se convierten en los más independientes. Por luchar tanto, se convierten en BAR.
Es bueno recibir ayuda pero… ¿a costa de qué?
¿Por qué no eres rico? Puede que no hayas ido en busca de las oportunidades que existen en el mercado. Existen magníficas oportunidades empresariales para quienes realmente quieren ser ricos.
Con gran frecuencia, quienes abastecen a la gente rica llegan a ser también ricos. Por el contrario, hay mucha gente, entre ella empresarios, profesionales autónomos, profesionales de las ventas e incluso trabajadores asalariados, que nunca llega a producir buenos ingresos.
Es posible que ello se deba a que sus clientes tienen poco dinero.
Los millonarios, especialmente aquellos que se han hecho a sí mismos, son ahorradores y tienen muy en cuenta los precios en relación con los productos de asesoramiento financieros, servicios legales, tributarios, pólizas de seguros y de vida para ellos y sus familias.
Dado que la mayoría de los millonarios son empresarios, profesionales autónomos, gestores y directores, son además compradores de bienes y productos industriales.
En la próxima década, el mundo tendrá más millonarios que nunca. Las oportunidades de servir a la gente rica serán mayores que nunca.
Buena parte de las personas que desarrollan una gran empresa, lo hacen atendiendo a sus propios estándares de crecimiento. ¿Cuándo comenzarás a atender a los tuyos?
¿Quiénes son los millonarios? La mayoría de los millonarios son empresarios y también profesionales autónomos.
¿Qué tipo de empresas tienen esos millonarios? Se puede predecir si alguien es millonario por el tipo de empresa que tiene. Es más relevante conocer la personalidad del “rico” que el tipo de empresa que dirige.
Hay negocios que son más productivos que otros. Aquellos que poseen empresas más rentables suelen, lógicamente, tener más ingresos. Pero el solo hecho de estar en un sector lucrativo no significa que la empresa sea altamente rentable, y es posible que, aunque se obtengan altos rendimientos, nunca se llegue a ser millonario.
La razón de esto es que aunque se gane mucho dinero, también se puede gastar mucho en bienes y servicios no relacionados con el negocio.
Pero… ¿y si eres una persona ahorradora y un inversor serio? Pues, en ese caso, tienes probabilidades de llegar a hacerte rico.
Las cosas cambian, incluso en el llamado negocio de propietario o gestor.
Son muchos los factores externos y a menudo incontrolables, que influyen en la rentabilidad de las empresas. Por lo general, los buenos resultados numéricos de un negocio hacen que más y más gente se sienta atraída por él, lo cual puede resultar en una disminución de las ganancias de cada uno.
Lo importante aquí es saber cómo administrar un negocio y lograr que funcione. Y si lo que hay no es un negocio, sino que se tiene un trabajo o se está ejerciendo alguna profesión, el objetivo debe ser lograr mantener esos ingresos y hacerlos crecer.
No hay que creer todo lo que muestran los medios de comunicación. Los millonarios no son todas esas personas que van por ahí con sus coches lujosos y su ropa de marca. Un millonario incluso puede vivir en donde menos te lo esperas. Tal como afirman los propios autores del libro: podría ser el que vive en la puerta de al lado.
Quizá ahora la pregunta sea: ¿cómo comienzo a hacer dinero? Mario Borghino la responde en “El arte de hacer dinero”.
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